DAMN.

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El seguimiento adecuado y a menudo bíblico de To Pimp a Butterfly llegó el Viernes Santo, 13 meses después de untitled unmastered., un lanzamiento intermedio que eclipsó la mejor obra de la mayoría de los artistas contemporáneos. Si Kendrick Lamar sintió presión para seguir a la altura de su producción anterior, no hay evidencia en DAMN. Está demasiado ocupado trazando el espectro de sus estados mentales, desde "boxin' demons" hasta "flex on swole", cuestionando y deleitándose en su afluencia, castigando y celebrando su linaje, lo suficientemente humilde para relatar sus vulnerabilidades, lo suficientemente seguro para proclamar "Ain't none of y'all fuckin' with the flow". A lo largo, examina intensamente la mayoría de los siete pecados capitales, consciente en todo momento de que su existencia está amenazada por cualquiera que se oponga al color de su piel o ropa, o, en el caso del extraño ciego que le dispara durante el inicio del álbum, nada que sea aparente. Comparado con la vastedad máxima, la distorsión de género y las narrativas sinuosas de Good Kid, M.A.A.D. City y To Pimp a Butterfly, DAMN. en la superficie parece un álbum de rap comparativamente simple que exige menos al oyente. Hay una relativa concisión en los títulos de las pistas y el material, y un mayor énfasis en los sonidos comerciales, como el beat de trap inclinado y con piano de Mike WiLL para el "HUMBLE.", el primer éxito pop de Lamar en el Top Ten, y un par de producciones que son meras bandas sonoras funcionales sin distinción. De alguna manera, sin embargo, DAMN. es tan lujoso y singular como los álbumes anteriores, su cantidad y peso de pensamientos y conceptos conectados condensados en un espacio considerablemente más reducido. Contiene algunos de los mejores escritos y actuaciones de Lamar, revelando su complejidad y versatilidad en evolución como letrista y rapero dinámico que desnuda el alma. Aunque ocasionalmente está distorsionado, estirado, manchado y revertido para un efecto convincente e imaginativo, su voz está en su forma más conmovedora en sus muchas formas no tratadas. Tomemos "FEAR.", en el que cambia entre ec